Los drones ayudan a mejorar la competitividad del sector agroalimentario y forestal

El experto Israel Quintanilla aseguró ayer en L’Escola Tècnica Superior d’Enginyeria Agronòmica i del Medi Natural (EAMN), perteneciente a la Universitat Politècnica de València (UPV), que la utilización de drones ayuda a mejorar la competitividad del sector agroalimentario y forestal.

Esta afirmación la hizo Israel Quintanilla, Doctor Ingeniero en Geodesia y Cartografía, y profesor titular de la UPV, en la conferencia  “Aplicaciones de los Drones al Sector Agroalimentario y Forestal”, que tuvo lugar  en la Escuela, en el marco de la semana de actividades culturales para conmemorar la festividad de San Isidro, patrón de los agricultores.

Israel Quintanilla García es Doctor Ingeniero en Geodesia y Cartografía, profesor titular de la UPV en el área de ingeniería Aeroespacial y Geomática,  director del Master de Drones de la UPV (MUAS-UPV),  presidente de la Comisión de Drones de la UPV y miembro de los comités científico-técnicos de diversos congresos y revistas como Global Robot Expo, DIC Galicia, Hi-Drone o Drone.

Quintanilla hizo un repaso a las ventajas que ofrece la nueva normativa tanto nacional como europea sobre la utilización de drones.  “España se encuentra, junto con Inglaterra y Francia, entre los tres países europeos con mayor desarrollo normativo y de aplicaciones del sector. La nueva normativa nacional, aprobada en diciembre de 2017, aumenta el número de escenarios operacionales y, con ello, el número de aplicaciones de los drones”, comenta el experto.

En concreto, Quintanilla destacó que la anterior normativa solo permitía volar de día y en entorno rural, mientras que la nueva  amplía a 5 nuevos escenarios operacionales: en entornos urbanos, encima de masificación de personas, de noche, en espacio aéreo controlado y con un mayor amplio radio  de acción en distancia respecto de la estación base.

En la actualidad, las aplicaciones más comunes de los drones son los levantamientos cartográficos, el control de infraestructuras energéticas (eólica, fotovoltaica y eléctrica), el control de proyectos de ingeniería, usos de las administraciones públicas y las fuerzas y cuerpos de seguridad como vigilancia, búsqueda y rescate, emergencias, incendios…, además de las  agronómicas y forestales.

Según un estudio elaborado en EEUU (2016-36), el 19% de las aplicaciones de los drones tanto en EEUU como en Europa y España, se realizarán en la agricultura.

Así, dentro de las aplicaciones agronómicas y forestales de los drones, a partir de sensores embarcados multiespectrales y térmicos se pueden obtener parámetros e índices que determinan diversas variables de los cultivos: nivel de clorofila, nivel de nitrógeno, grado de maduración…

Por ello, como explica Quintanilla, “a partir de estos datos y, en ocasiones, contrastando con la adquisición de parámetros tomados en tierra, se pueden determinar mapas de prescripción, mapas de producción, mapas de estrés hídrico… Esto hace que los drones aplicados a este sector hayan incorporado una nueva metodología más accesible y económica que la que se pueda realizar a través de imágenes de satélite, que podrá mejorar la competitividad del sector”.

La ventaja que ofrecen los drones con respecto a otras metodologías tradicionales de adquisición de datos como imágenes de satélite, fotogrametría con aeronaves tripuladas o sensores de adquisición de datos terrestres, es que se reducen costes, se mejoran precisiones, y, sobre todo, que se puede interactuar con el territorio en el momento que se necesite y cuando se requiera, cosa que anteriormente era más complicado. Otra de las ventajas es la integración de los sensores embarcados en el dron como cámara de fotos, vídeo, multiespectral, térmica…

Todo ello, augura un futuro de éxito para la utilización de drones, ya que como explica Israel Quintanilla, “con los nuevos escenarios operacionales que propone  la nueva normativa nacional, se podrá volar, dónde, cómo y cuándo se quiera, siempre y cuando haya un estudio de seguridad operacional, por lo que si con al anterior normativa, que solo se podía volar de día y en el campo, se formaron más de 3.000 empresas (operadoras aeronáuticas) del sector, con estos nuevos escenarios, el cielo es el límite”.